Nuestra vivienda atiende la emergencia que sufren las familias viviendo entre el barro, plásticos, latas y más desechos, y permite establecer los primeros vínculos de confianza con la comunidad y sus líderes. En la construcción participan voluntarios universitarios y de nuestras empresas donantes, acercando realidades distintas en una experiencia de alto impacto emocional y físico.
Construimos viviendas de emergencia en madera porque tienen un sentido transitorio, no es algo definitivo. Queremos que la vivienda sea el incentivo que las familias necesitan para trabajar por alcanzar una mejor calidad de vida para ellos y sus hijos. Nuestra vivienda de emergencia constituye el capital básico, el “piso” que toda familia requiere para comenzar a salir adelante.
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